Esta es la super-tarta. A todo el mundo le gusta (o eso me dicen :-). La primera vez que la hice fue para el cumple de Sofía, y como estaba de rechupete... pues la he repetido.
La receta es original de www.marialunarillos.com, y os la recomiendo para grandes eventos, porque es cremosa, jugosa y muy sabrosa. El único"pero" es que se tarda en hacer, hay que ir paso a paso y tomarlo con calma.



Ingredientes
Para la masa:
- 230 gr de chocolate 
- 170 gr de mantequilla
- 350 gr de azúcar moreno
- 3 huevos grandes
- 1,5 cucharadita de levadura en polvo
- 1,5 cucharaditas de bicarbonato.
- una pizca de sal
- 500 ml de leche 
- 1/3 de cremor tártaro

Para la crema de caramelo
- 500 gr de mantequilla
- 800 gr de azúcar en polvo
- 60 gr de leche
- 100 gr de caramelo líquido

En primer lugar quiero comentar algo sobre los ingredientes. La mantequilla siempre sin sal (estamos haciendo dulces...). En muy pocas ocasiones se utiliza con sal, pero yo prefiero sin sal y luego añadirle la sal al gusto. Cada vez que voy al super compro 5 paquetes de mantequilla, y tener uno sin sal por si acaso, no me merece la pena. 

Respecto al chocolate, esto va en gustos, la tarta ya es suficientemente potente como para "cargarla" con mucho cacao. A partir de 60-70% de cacao creo que está bien. Pero cómo digo, depende de los gustos.

La leche, la mantequilla y los huevos siempre a temperatura ambiente. Y en cuanto al caramelo líquido, lo podéis hacer en casa, yo lo he usado de bote siempre, porque ya es bastante laboriosa esta tarta como para a hacer el caramelo, pero bueno, si tenéis tiempo, perfecto

Empezamos primero con la masa. Y cómo siempre, hay que precalentar el horno a unos 175ºC y engrasar dos moldes de repostería, o tres. Siempre del mismo tamaño para que cada capa de bizcocho sea igual. Yo he usado dos y los he cortado por la mitad y he despreciado la parte superior porque siempre queda más irregular. Mis moldes son de 20 cm de ancho. Esto es importante, porque si los tenéis pequeños, os van a quedar demasiado llenos y los tiempos de horneado cambian. Y si son más grandes, al revés. El truco siempre va a ser ir comprobando con un palito pinchando en el centro de la masa.

Lo primero es derretir el chocolate en el microondas... ya sabéis poquitos segundos, se saca, se remueve, y vuelta al microondas. No os despistéis porque el chocolate se puede quemar. Por eso yo prefiero hacerlo poco a poco.

Como siempre también, hay que tamizar la harina con la levadura, el bicarbonato y la sal. Por otro lado, se separan las claras de las yemas. Se montan las claras a punto de nieve y se reserva. Aquí es dónde yo añado el cremor tártaro. No es obligatorio pero ayuda a las claras a montarse y a mantenerse montadas.

Se baten las yemas hasta que espumen y también se reservan.

Se bate la mantequilla con el azúcar hasta que estén bien integrados y a velocidad baja para que la mantequilla no se quede demasiado derretida. A esta mezcla se añade el chocolate derretido y se vuelve a batir hasta integrar. Se va añadiendo la mezcla de ingredientes secos alternando con la leche, un tercio cada vez. En este punto es importante bajar al mínimo la velocidad del batido por dos razones: la primera es para que no os salpique la harina y os pongáis perdidos, y la segunda es para que la mantequilla no se derrita por completo. Cuando está bien integrado (recordad repasar de vez en cuando las paredes con una lengua de silicona para recoger lo que se quede pegado en las paredes y en el fondo del bol. Esto es importante porque es justo lo que se queda sin integrar con el resto y puede aparecer luego en el fondo del bizcocho...y "puaj"... lo estropea todo). En este punto se incorporan las claras a punto de nieve. Esto hay que hacerlo a mano, en movimientos envolventes y despacio. El objetivo es que la masa quede espumosa y esto se consigue con la clara batida a punto de nieve, porque incorpora el aire a la masa. Si batimos fuerte se pierde el aire y luego queda todo como un mazacote de duro y pastoso.



Repartimos la masa en los moldes a partes iguales. Esto se puede hacer pesando los moldes, es fácil.

Y es el momento del horneado, a 175ºC unos 40 minutos. Es importante no abrir la puerta del horno por lo menos hasta los últimos diez minutos del tiempo de horneado para que no baje el bizcocho. En ese punto comprobamos con un palito pinchando en el centro del bizcocho, y si sale limpio es el momento de retirar, y si todavía está húmedo ajustamos el tiempo de horneado un poquito más.

Se dejan enfriar en una rejilla, y cuando estén completamente fríos, se envuelven en film trasparente y se llevan a la nevera hasta el día siguiente. Esto es porque es un bizcocho potente que necesita que se asiente, y por otro lado, ayuda a que la miga se fije.

Al día siguiente, si como en mi caso, habéis hecho dos bizcochos, cortamos con una lira de repostería la parte superior de cada bizcocho que es la que queda más irregular y dividimos cada una en dos con una lira de repostería. Si habéis hecho tres, lo podéis dejar sin dividir. Esto depende de cómo queráis el relleno por dentro, si os gusta con muchas o pocas capas de relleno.


Ahora llega el momento de hacer la crema de caramelo. La verdad es que es una crema de mantequilla normal, a la que añadimos el caramelo. Primero se disuelve el caramelo en la leche. Se bate la mantequilla con el azúcar a velocidad intermedia unos 3 minutos, después se incorpora la leche con caramelo, y se baten otros tres minutos a velocidad media, para pasar después a batir unos cinco minutos a velocidad alta. La textura que tiene que quedar es cómo en la foto, con la crema haciendo picos. Los tiempos dependen de cada batidora y cada uno conoce la suya. Si se bate  mucho, de nuevo la mantequilla se derrite, osea que cuidado con pasarse.




Para el montaje de la tarta, los pasos lógicos: primero bizcocho, luego crema, luego bizcocho, y así hasta llegar a la última capa. Una vez que esté montado, se cubre totalmente con una ligera capa de crema de caramelo, y a la nevera. Dejáis en la nevera reposar entre media hora y una hora, para que la crema solidifique un poquito, y volvéis a cubrir toda la tarta otra vez con la crema. Cubrir una tarta no es fácil, primero hay que tener paciencia, segundo hay que procurar no trasladar las migas del bizcocho a la crema, para ello, yo voy limpiando la paleta cada vez que incorporo crema nueva, y por último es cuestión de práctica. De nuevo dejáis la tarta en la nevera reposar mínimo una hora... y lista para comer...







No tengo fotos del interior de la tarta ya cortada, porque me la llevé a la oficina y allí no me sigue el fotógrafo:-), pero quedó estupenda. 

Os animo a hacerla













One Comment

  1. Está perfecta! Tus postres se parecen a los de Brie en Mujeres Desesperadas ;).

    A ver si la intento algún día y te cuento.

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